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Arte y Cultura

Épocas interesantes

Por Alejandro Marín Podcaster, autor del libro ‘Historia secreta de […]

Por Alejandro Marín

Podcaster, autor del libro ‘Historia secreta de la música’

y director de La X Más Música 103.9 FM en Bogotá

@themusicpimp

Dicen que los chinos decían en épocas ancestrales: “que vivas en épocas interesantes”. Lo dicen los británicos y los gringos, que constantemente en reuniones de negocios, y en altas esferas, dicen: may you live in interesting times.

No está históricamente comprobado que la frase sea de ellos y algunos dicen que es de un reconocido estadista británico, exministro de asuntos exteriores, un hombre llamado Sir Austen Chamberlain. A Sir Chamberlain se le adjudica no solo la mención original de la frase, sino la referencia puntual de que fueron los chinos los que la expresaron originalmente. Durante un serio debate de relaciones internacionales, Chamberlain aseguró que algún otro parlamentario británico que había oficiado funciones diplomáticas en China le había dicho que allí tenían una especie de maldición que solían espetar y cuyo significado era el opuesto a su expresión: “que vivas en épocas interesantes” era, pues, un signo de dificultad; una especie de Ley de Murphy de Oriente, que te garantizaba, luego de recibirla, que aquello considerado interesante sería, en realidad, un obstáculo, y que tendería a empeorar.

Lo que se ha podido investigar alrededor de esta expresión apunta a que nunca existió en la cultura popular china, y que quizá se trate de una interpretación mal hecha de algún otro dicho. Lo más cercano a la verdad es una investigación realizada alrededor de una antología de historias llamada “Historias para despertar al mundo”, publicadas en Suzhou y escritas por el poeta de la dinastía Ming, Feng Menglong, en chino nativo en 1627. Una de esas historias, titulada “El vendedor de aceite se gana a la reina de las flores”, en el que los dos protagonistas padecían los horrores de la guerra, y durante ella, el narrador comentaba: “es mejor ser un perro en tiempos de paz que un humano en tiempos de guerra”.

La frase fue repetida por políticos británicos en épocas desafiantes para la humanidad. Es probable que hayan sido ellos, a lo largo del tiempo, quienes hayan cambiado su semántica. Es probable que haya sido el papá de Sir Austen, quien también había ocupado posiciones de poder en el parlamento británico en el pasado, quien le hubiera pasado el uso de la frase “épocas interesantes” a su hijo, y que éste hubiera, con el tiempo, confundido la frase del padre con el adagio chino. El padre de Sir Austen, Joseph, está citado en varios discursos diciendo la famosa frase “Vivimos en épocas interesantes”, para referirse a momentos difíciles en los que, antes de cualquier cosa buena que pueda salir de la turbulencia, hay anarquía y confusión.

Chamberlain decía en estas alocuciones que el reto de las cosas nuevas era su carácter disruptivo, generador de ansiedad, temor y por supuesto, resistencia. En ambos casos, sin embargo (el del papá y el del hijo), la referencia acudía a una sabiduría china milenaria, cercana a los horrores de la guerra y a los profundos cambios que exigía de las sociedades afectadas por éstas antes, durante y después. Para los chinos, el perro en tiempos de paz se refería al hombre cuyo afán por el cambio no era tan importante como la comodidad del pacifismo, mientras que el hombre que anhelaba cambios tendía a ser de la peor naturaleza –es decir, un hombre malo–, pues “el hombre al que le gusta el cambio y la conmoción busca cómo beneficiarse de ello, mientras que nada puede obtener de un sistema calmado y estable, y la vida continúa sin confusiones.”

Han pasado siglos desde que esta bella confusión de idiomas se usa constantemente en conversaciones a lo largo y ancho de occidente como un adagio sobre la prudencia. Vivir en épocas interesantes es similar a ser humanos: ambiguo. Es en esa ambigüedad en las que el ser humano encontrará aquello que durante mucho tiempo ha llamado “la verdad”, aquella que juega al equilibrismo con sorprendente y peligrosa gracia, el péndulo eterno de la incertidumbre haciendo de las suyas y reconstruyendo nuestra visión de la política, la religión, el amor, la sexualidad, la paz, la guerra, la música.

Es un hecho: vivimos en épocas interesantes.