Sábado, 23 de noviembre de 2024 Suscríbase
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Arte y Cultura

Chabuco: “Yo compongo cuando me pasa algo”

El cantautor colombiano presenta su trabajo discográfico Chabuco en La […]

El cantautor colombiano presenta su trabajo discográfico Chabuco en La Habana, un álbum con influencias cubanas, grandes colaboraciones y composiciones como Un bolero azul, Por ahora y Un tipo corriente.

POR NINA RODRÍGUEZ

Cantante, compositora y diseñadora colombiana

@ninarodriguezmusica

Cuando empezó la pandemia, José Darío Martínez –Chabuco, para el mundo musical– estaba terminando de grabar “Chabuco en La Habana”. Alcanzó a hacer siete canciones en la isla y la última en Miami.

Con el sonido de su tierra como bandera, el cantautor nacido en Valledupar mezcla en este trabajo discográfico el son cubano con nuestro folclor, así como el jazz latino, la bossa nova y el bolero. Una fusión que lo ha caracterizado.

En las canciones hechas en Cuba contó con la colaboración de músicos de primera línea como Alfredo Nodarse, Lulo Pérez, Horacio ‘el negro’ Hernández, y Roberto Carlos Valdés, ‘Cucurucho’.

La canción Más feliz que ayer fue producida por ‘Cucurucho’ y tiene una letra que habla del profundo encuentro entre el desamor y el olvido. Por ahora es un tema lleno de riqueza musical, de armonía y de corazón, que fue compuesto por Lulo Pérez.

El sencillo Un bolero azul, grabado en Miami antes de los confinamientos, tiene gran importancia para Chabuco, por la conexión del artista con la letra y el momento en el cual se lanzó. Fue escrita por Jorge Luis Piloto, uno de los compositores más destacados de la música latinoamericana.

En entrevista con Alternativa nos cuenta todos los detalles de este nuevo disco, que ya se puede escuchar en las plataformas digitales.

Chabuco en La Habana habla del amor, de la felicidad, de los recuerdos, con influencias cubanas, jazz y vallenato. ¿Cómo fue la grabación de este disco y la composición de las canciones?

Fue toda una travesía. Yo primero preproduzco mis discos. Inicialmente hago la maqueta y después busco el personaje con el que quiero trabajar para darle el color, así como lo he hecho con el flamenco o con el latin jazz en Nueva York. Este disco me lo debía porque tengo muchos amigos cubanos por todo el mundo y siempre me ha gustado la forma como mueven su ritmo, su línea melódica; la forma de componer los boleros.

Por medio de un gran amigo, ‘el negro’ Hernández, uno de los mejores bateristas de latin jazz, tuve la oportunidad de contactar a ‘Cucurucho’, nieto de Bebo Valdés, y me fui a La Habana a grabar el 3 de marzo, antes de que el confinamiento empezara. Hicimos el disco en dos días, pero en el tercero, cuando me faltaba grabar en Miami Un bolero azul, me llamaron a decirme que iban a cerrar el país. Alcancé a grabarla, volví a Colombia y se cerró todo.

¿Cómo fue la experiencia de grabar el disco en Cuba?

Fue maravillosa: compartir con tantos músicos que admiro, ver el amor por el arte y lo que significa grabar todos en un estudio, y aportando, que es lo que a mí me gusta, porque uno no siempre puede tener las riendas de todo. Uno o es productor, o es cantante, o es compositor. En mi caso, yo no soy de componer por componer, yo compongo cuando me pasa algo.

En este disco, por ejemplo, tuve la oportunidad de hacerle una canción a Valledupar, que se llama Valle de ayer, por la añoranza que me da ver dónde está ese pueblo donde crecí, donde las puertas siempre estaban abiertas, y cómo todo lo que estamos viviendo lo ha cambiado.

Este álbum me devolvió lo que le di. Vi la reacción de la gente y vi que tocar como siempre hago con todos mis discos, en vivo, hace que a la hora de darle play la gente siente esa energía.

El primer sencillo del álbum es Un bolero azul. ¿Qué lo hace especial?

Creo que tiene que ver con la energía de lo que hago y lo que me da la canción al escucharla. Cuando Jorge Luis Piloto me mandó la maqueta de la canción sentí esa brisa propia de cuando algo te conmueve de amor, de emoción… Y la elegí, además, porque estábamos viviendo una etapa muy dura en el mundo entero, todos encerrados en nuestras casas.

Yo siempre celebro mis discos en soledad, antes de que salgan en las plataformas, que por lo general salen a las 12 am. Con esta canción en particular, me senté en la sala con un ron y le di play 15 minutos antes de que saliera al aire. Cuando la escuché, se me erizó la piel. Sentí lo mismo que experimenté en Miami mientras la cantaba.

No era momento de bailar, aunque el disco tenga un poco de ritmos más movidos. Creo que la gente ahora está queriendo más sentir y escuchar las letras.

Sacar canciones, o sacar un disco, debería ser casi un estado de celebración por lo que ya se dio, y se hizo, una entrega al mundo…

Sí. Por lo general a mí no me gusta sacar muchos sencillos. Yo no soy de sencillos. Es más, me he salido de muchas compañías por eso. Desde cuando saqué mis primeros discos, siempre he hecho algo así como ‘el libro completo’. Siempre digo: qué tal que un escritor lance un libro y saque el prólogo en enero y luego saque el libro en junio. Eso no tiene gracia. Se acaba la magia”.

Como artista, te has caracterizado por abordar el vallenato de una manera innovadora, diferente. Te has apartado del sonido del acordeón con el que se relaciona. ¿Cómo llegaste a ese y a definir el tipo de música que haces actualmente?

Lo más difícil de un artista es encontrar su propio camino. Yo todavía lo sigo buscando, pero tengo mi raíz muy impregnada. Ha sido una búsqueda de tanto tocar en bares, en las noches, desde hace más de 20 años en Bogotá. En donde tocaba con muchos músicos de todas partes. De Pasto, de Cuba, de Venezuela… En ese proceso, uno se nutre y la gente se nutre de uno.

También viene de la influencia en mi niñez, de la música que se escuchaba en mi casa. Los Panchos y otros tríos, Benny Moré, Jorge Oñate… Esa mezcla hizo que creciera con mi voz, que es del campo colombiano, pero donde la ponga se adapta.

Lo que hice fue tratar de poner el vallenato con otros géneros que a mí me apasionan, como el bossa nova, el latin jazz o el bolero, y creo que el mérito es para mi folclor, porque he hecho que lo respeten. En España, por ejemplo, donde no conocían las letras, el vallenato sigue siendo más que acordeón.

Si no uso el acordeón, no es porque quisiera tenerlo aparte; es simplemente porque no quería seguir el camino que todo el mundo sigue. Quería hacer mi propio camino porque creo que, como artistas, tenemos el compromiso de estar creando constantemente. Sin esperar premios, sin competir.

La canción Por ahora, que tiene un poco de dejo español, fue compuesta por Lulo Pérez, gran productor de la música cubana para el mundo y quien ha trabajado con grandes artistas como Alejandro Sanz, Ricky Martin, David Bisbal, Shakira y Ricardo Montaner. ¿Cómo fue esta colaboración?

A Lulo lo he admirado siempre. Él hizo la producción de Corazón partío, de Alejandro Sanz, y siempre me ha gustado cómo escribe. El aire español tiene que ver con que él siempre ha vivido allí y tiene esa influencia… que se hace sentir, un poco, esos rasgos españoles, y a la vez mi voz, que es un poco gitana-colombiana, que suena a campo y a mundo también.

¿Trabajarías con artistas pequeños o nuevos?

Sí claro. Yo no sé trabajar con nada que no me mueva el corazón. No me importa que no los conozca nadie. Tengo muchos amigos en Colombia que no son conocidos musicalmente y son muy talentosos. Sí me gusta, ahí yo quiero estar. Esta pausa que hemos tenido en el mundo entero ha dado a conocer a muchos artistas, mucho talento nuevo. He visto numerosas manifestaciones de músicos con gran potencial. Gente que hacía ‘en vivos’ en redes sociales. Mi búsqueda siempre es estar compartiendo. La música es para compartir no para dividir. No me importa si es famoso o no; si me mueve el alma, voy. A mí también me ha pasado. He tenido sueños de cantar con determinada gente y se me ha cumplido.

¿Cuál es tu consejo para esos nuevos artistas?

No parar. A la calle volveremos. Se trata de enfocarte en lo que quieres, creer en lo que haces. Lo mejor es no llenarse de tantas expectativas; no estar pensando en lo que vas a adquirir, sino en lo que vas a dejar. Las demás cosas llegan por añadidura, pero el sacrificio es necesario para que el corazón de la música se mueva.

Uno de ‘Los Pelaos’

Chabuco es reconocido por innovar la presentación del vallenato, apartando el sonido particular del acordeón para llevarlo a otros géneros como el bossa nova, el jazz y el flamenco.

En 1998 formó parte del grupo Los Pelaos, con el que se dio a conocer internacionalmente como uno de los talentos más representativos del folclor colombiano.

Entre sus producciones discográficas se encuentran: Morirme de amor (2002), Nació mi poesía (2008), Clásicos Café La Bolsa (2010), Vallenato en jazz de idas y vueltas (2013) y El cantor de Fonseca (2019).