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100 años

A enfrentar el reto de ‘Ulises’ a sus 100 años

El océano de reflexiones y debates que la obra cumbre […]

El océano de reflexiones y debates que la obra cumbre de Joyce produjo desde su publicación se mantiene vigente. Fue hecha para gozárnosla y quizás la celebración de su centenario sea la mejor excusa para empezar.

Homenaje a James Joyce en el emblemático Temple Bar de Dublín.

A James Joyce le llegó el primer ejemplar impreso de su ‘Ulises’ el 2 de febrero de 1922, justo para su cumpleaños número 40. Registra la historia que aspiró una bocanada de oxígeno, pues había pasado ocho años escribiéndola en el exilio, y se dijo: “El mundo no está preparado para él y dará mucho de qué hablar durante siglos”. Y dicho y hecho, su sentencia se cumplió. Al conmemorarse el centenario de la publicación considerada la obra cumbre de la literatura contemporánea occidental, su magnificencia, complejidad y esplendor continúan siendo uno de los mayores desafíos que pueden enfrentar quienes por una u otra razón encuentran en la lectura su pasión.

El universo que el escritor irlandés creó para Leopold Bloom, su esposa Molly y el joven Stephen Dedalus, a través de un recorrido vertiginoso por la Dublín de 1904, durante un día entero, un 16 de junio para ser exactos, en 18 episodios inspirados en la Odisea de Homero, ha trascendido las épocas y las culturas. Se inmortalizó precisamente por esa grandiosa propuesta consistente en narrar una historia mediante diversas formas literarias y en un lenguaje singular con más de 1.000 términos inventados –a propósito, muy difícil de traducir, según los expertos– para desvelar todas las honduras de la condición humana. Así mismo, porque planteó dicotomías tan contundentes como imponer rasgos de la literatura clásica a un contexto vanguardista.

“Claramente muestra una preocupación por recuperar la tradición literaria desde un mundo contemporáneo muy realista, fatalista y vitalista al mismo tiempo. Ulises representa el afianzamiento del modernismo anglosajón”, explica el doctor en Literaturas Hispánicas Óscar Torres Duque, director del Departamento de Literatura de la Pontificia Universidad Javeriana, profesor asociado y estudioso consumado de la obra de Joyce.

De ahí que Ulises produjera “una suerte de reacciones en el extenso espectro entre el odio y el amor” que se diseminaron por todo el mundo occidental y se mantienen hasta nuestros días, “pese a su poca lectura, porque quizás no son muchos los que la hayan leído en su totalidad y la hayan entendido”.

Quemada, prohibida, censurada, escondida, incautada, devorada (por las inclemencias de las bodegas de las aduanas en los años 20), criticada, debatida, defendida, despreciada, odiada y adorada, ha logrado, en últimas, hacer realidad el deseo de Joyce de que, contra todos los pronósticos y pese a su extrema complejidad, pudiera llegar a las manos de todo el mundo.

“La intención de Joyce nunca fue que su escrito se quedara solo entre los burgueses, los críticos, los escritores o los intelectuales. De hecho, Leopold es alguien común y corriente, con rasgos de intelectualidad. No obstante, el desafío de superar la travesía de su Ulises, con su lectura y su entendimiento, es definitivamente para un lector formado, y cuando digo formado no me refiero a la academia, sino a haber profundizado en el gusto por la lectura, a haber leído mucho”.

Y es precisamente ahí donde habita el meollo del desafío que propone Ulises: “en la capacidad de comprender ese monólogo interior de muchos de sus capítulos, y de ir descubriendo cómo este choca con sus diversos tipos de discursos, mientras se hace ese maravilloso viaje por sus páginas”.

Esto es lo que, en su opinión, despierta esa fascinación en los amantes de la obra de Joyce y que los motiva a leerla una y otra vez, a hacerla parte de rutinas de gozo. “Es fascinación… Y cada vez que lo hago descubro cosas nuevas y quiero seguir leyéndolo. Es impresionante esa capacidad que tuvo Joyce de adentrarnos en ese viaje a las profundidades del mundo de su Ulises que es Leopold; de mostrarnos a como dé lugar qué hay en el interior de una persona”.

Quemada, prohibida, censurada, escondida, incautada, devorada (por las inclemencias de las bodegas de las aduanas en los años 20), criticada, debatida, defendida, despreciada, odiada y adorada, ha logrado, en últimas, hacer realidad el deseo de Joyce de que, contra todos los pronósticos y pese a su extrema complejidad, pudiera llegar a las manos de todo el mundo.

Joyce pasó ocho años en el exilio dándole vida a ‘Ulises’.

De este Ulises centenario Torres también destaca aspectos de vital importancia para la historia, tales como la manera de revelar con crudeza y de manera descarnada las profundidades del cuerpo, del sentir, del pensar, del deseo sexual e incluso de sus funcionalidades.

Así mismo, cómo Joyce nos presenta una Dublín alejada del “europeísmo” de la época, real, con sus maravillas y sus miserias, y cómo consigue que Leopold haga ese recorrido por la ciudad en la que ha vivido siempre, pero sintiéndose “extranjerizado por los demás, con la sensación de ser un mosco en un vaso de leche en su propio territorio. Nos siembra esa sensación de sentirnos foráneos en nuestro propio mundo, algo que nos pasa a muchos colombianos”.

Y agrega el experto: “En el Ulises de Joyce los irlandeses son tratados de una manera descomedida. Entonces, preguntarnos de dónde sale ese mosco en leche es el punto. Porque, como si fuera poco, Leopold es judío, una rareza en la Dublín de la época. ¿Por qué nos rechazamos los unos a los otros? Una pregunta rotundamente vigente en nuestros tiempos, en los que vivimos una cultura tan unitaria, tan unilateral, cuando somos realmente una multiplicidad de culturas. Esa es también una gran enseñanza del Ulises, el tema de la tolerancia entre las culturas”.

Quizás su centenario –que se conmemorará con múltiples eventos de carácter mundial hasta el 16 de junio, fecha en la que se celebra el Bloomsday en Dublín– sea la excusa perfecta para que le abramos la puerta o volvamos a entrar al mundo de Leopold, Molly y Stephen.

“Con ‘Ulises’ Joyce tiene la intención de mostrarnos a como dé lugar cómo es el interior de una persona”.

ÓSCAR TORRES DUQUE

Dice el Irish Times en un artículo reciente que los aires del Ulises centenario yaempiezan a respirarse en la capital irlandesa, y se están desempolvando los atavíos eduardinos. ¡Qué grandioso motivo para volver!

Cada 16 de junio se celebra el Bloomsday en Dublín. En esa fecha de 1904 Joyce tuvo su primera cita con quien fuera posteriormente su esposa, Nora Barnacle. La historia de ‘Ulises’ ocurre durante todo ese día.

Fotos: Sofía Flórez Castillo, Archivo James Joyce Centre, Dublín, Shutterstock.