Por Álvaro Rodríguez Ferrero
Cofundador de Innside y creador del podcast “Boss Tank: ser tu propio jefe”
Considerada una de las más importantes empresas lecheras del país, esta compañía familiar también apuesta por proyectos sociales y ecológicos en beneficio de la población colombiana.
“Una botella de leche, una botella de salud”: con este lema nació Alquería, hace más de sesenta años, una de las empresas agroindustriales más reconocidas del país por su aporte a la nutrición de los colombianos y que incluye, entre sus metas de crecimiento, proyectos sociales y ecológicos alineados con las tendencias del mundo y los retos que ha impuesto la pandemia de la covid-19.
Su presidente, Carlos Enrique Cavelier, es su coordinador de Sueños desde 2019. Es el primer empresario en cambiar el nombre de su cargo. La razón obedece, según Cavelier, a sus estudios tanto en antropología como del funcionamiento de las compañías y organizaciones de otras sociedades antiguas y piramidales como la egipcia. “Las jerarquías en las organizaciones inhiben la comunicación. Es una de las cosas que son críticas en las empresas. Que la comunicación sea fluida, que haya una transparencia enorme, que haya muy buena confianza y que no exista miedo o resistencia”, explica el empresario.
La innovación es uno de los pilares de la organización y no solo se refleja en el curioso nombre de los cargos. Una de sus metas en el corto plazo es certificarse como una compañía B, es decir, que contribuye a resolver problemas económicos, ambientales y sociales.
En el área social, Alquería se ha destacado por luchar contra la pobreza y el hambre. En 2009 se unió con el Grupo y la Fundación Éxito, el Grupo y la Fundación Nutresa, Unilever y la Asociación Nacional de Industriales (ANDI) para fundar la Asociación de Bancos de Alimentos de Colombia (Abaco), que reúne diecinueve bancos de alimentos en el país. Gracias a esta alianza han sido beneficiadas más de 3 475 000 de personas y se han donado alrededor de 9,7 millones de litros de leche.
Asimismo, con la creación de la fundación Alquería Cavelier ha trabajado por mejorar los índices de educación de niños y jóvenes cundinamarqueses. De acuerdo con Cavelier, esto contribuye a reducir la desigualdad en el país. “Dentro de ese proceso, que inició hace diez años, hemos logrado modificar la educación de los niños en Cundinamarca, primero en Cajicá, y ya hemos empezado a trabajar en veinticuatro municipios más. Tenemos algunos jóvenes de colegios públicos estudiando afuera o trabajando en otros países”.
En términos de proyectos sostenibles está llevando a cabo una iniciativa con el sector lechero del Cesar, para contribuir a la ganadería productiva. “Esperamos que en los próximos diez años dupliquen o tripliquen su producción y salgan de la pobreza. Ese foco en la ganadería es muy importante”, puntualiza Cavelier.“En el balance ecológico hemos avanzado profundamente: hace diez años que tenemos una planta de aguas con última tecnología en Cajicá. Estamos con el propósito de sembrar varios millones de árboles en el país y de disminuir nuestro impacto en el CO2. Estamos revaluando nuestras metas, porque al planeta hay que ayudarle”, afirma el coordinador de Sueños, y agrega que uno de los próximos retos es transformar las plantas con hidrógeno y aumentar la siembra de árboles, como una solución ambiental que marcará la próxima década.
Seguridad en pandemia
Actualmente, Alquería, con 7 plantas, cubre cerca del 12 % del mercado de lácteos, abastece a más de 160 000 tenderos, recoge la leche de 13 000 ganaderos y opera en 21 centros de acopio. Además, emplea directa e indirectamente a más de 4500 personas a lo largo y ancho del territorio nacional.
Lograr esa operación fue un gran reto durante la pandemia y supuso un enorme esfuerzo y trabajo coordinado. “El 4 de marzo tuvimos nuestro primer protocolo de seguridad y trabajamos muy fuerte con todo el equipo de Alquería para concientizar a la gente. El uso de mascarillas fue inmediato, así como el trabajo con el lavado de manos, empleo de alcohol y distanciamiento”.
Cavelier cuenta que el trabajo conjunto con la Universidad de los Andes, en el proceso de muestreo, fue fundamental. Tuvieron que aislar a casi 200 personas en sus casas por comorbilidades e incluir a 150 personas adicionales para duplicar los equipos médicos y su operación en todas las ciudades, desde Aguachica, Bucaramanga, Palmira y Medellín hasta Ipiales.
“Tuvimos una muy pequeña disrupción de nuestra operación. No cerramos porque la leche es un producto básico; no se puede dejar de ordeñar y la leche tenía que estar en todos los hogares de Colombia”, resalta Cavelier y luego añade que este tiempo que vivimos a causa de la pandemia del coronavirus también sirvió para reafirmar que “somos seres humanos y estamos en un mundo frágil”.
Al preguntarle sobre la reforma fiscal que presentará el Gobierno en los próximos meses y las perspectivas económicas de este año, Cavelier considera que “aumentar los costos de los alimentos sería bastante riesgoso” y confía en que, con la llegada de la vacuna al país, la economía colombiana empiece a recuperarse. “Creo que hay que ser muy optimistas. El país tiene que desarrollarse profundamente, tiene que disminuir sus índices de pobreza y eso es un reto enorme”.
Por último, como consejo a los pequeños y medianos empresarios, el coordinador de Sueños de Alquería concluye que hay que insistir, persistir, nunca desistir, encontrar alternativas, buscar las formas. Además, reflexiona sobre lo que significa el éxito, con la famosa frase del político británico Winston Churchill: “El éxito consiste en ir de fracaso en fracaso sin perder el entusiasmo”.